Trastornos del lenguaje de los niños se pueden monitorear desde los 9 meses de vida, dice experta
Los niños deben tener un balbuceo variado.
Con el conocimiento disponible hoy “podemos diagnosticar trastornos de lenguaje (TEL) casi desde el noveno mes, en algunos casos; desde el año se puede saber si se comunica el número de palabras indicado y desde el segundo y tercero, cómo va el ritmo evolutivo”.
Así lo explica María Fernanda Lara Díaz, doctora en Ciencias Cognitivas y del Lenguaje y profesora del Departamento de Comunicación Humana de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, en una nota publicada por la Alma Máter en su Agencia de Medios.
"A pesar de los avances aún hay distintos retos en la identificación y el diagnóstico de estos trastornos, puesto que el lenguaje es un fenómeno complejo y sensible al ambiente", advierte la experta.
Estar atentos
En la nota se menciona que desde los primeros sonidos se debe identificar un balbuceo variado y la recepción de sonidos, pues niños que no responden al habla no tienen intención comunicativa.
"Entre los dos y tres años ya debe haber expresión de vocabulario; de tres a cuatro, alarma un niño que no hace frases o al que el padre o cuidador no entienden; entre cuatro y cinco, preocupa un niño que no emite más de tres palabras claras y no se entiende lo que dice; entre cinco y seis años, es señal de alerta un niño que no sigue instrucciones completas y más complejas", indica la publicación.
Señala que en la adolescencia los seres humanos son muy vulnerables en este y otros sentidos, ya que aumenta la necesidad de lenguaje para relacionarse con sus pares.
Para el acceso a pruebas estandarizadas con buenos criterios de validez y confiabilidad se requiere una evaluación de cada caso, advierte la experta.
La normalidad es un marco de referencia: los perfiles de normalidad son homogéneos en los hablantes; el trastorno es heterogéneo y se complejiza o particulariza dependiendo de cada caso.
Variables de desarrollo lingüístico
En una investigación previa de la fonoaudióloga Lara, en la que se estudiaron más de 800 niños de diferentes edades, se identificaron diversos factores en el desarrollo lingüístico.
"Entre las variables macro estaban cultura, etnia y situación socioeconómica, y en las variables micro el ambiente que rodea al niño, la edad de la madre, el orden de nacimiento entre los hermanos, e incluso la interacción con cuidadores y pares, además de la exposición a la televisión", indicó.
Como una de las grandes conclusiones se estableció que más que tener mejores posibilidades económicas familiares, en los niños influyen las madres que tienen un nivel educativo más alto.
Además, que en el orden de nacimiento se benefician los niños mayores y los que van a guardería e interactúan con otros pequeños. El menor desarrollo en el lenguaje lo presentan aquellos expuestos a la televisión y de ahí en adelante se va complejizando según cada caso.
“En cada punto del desarrollo, los niños presentan diferencias en el tamaño de su vocabulario, la complejidad de las estructuras sintácticas que produce y sus habilidades para comunicarse”, agrega la doctora Lara.
Mitos y realidades
Los niños con trastorno evolutivo del lenguaje tienen dificultades para entender lo que dicen otras personas, sobre todo cuando les hablan rápido o se presentan distractores ambientales, de manera que no es falta de atención o pereza, como se cree comúnmente.
También tienen dificultades para recordar instrucciones largas o formular respuestas a las preguntas, lo que se confunde con desobediencia o una pobre atención.
“El problema es de los padres”, asegura la doctora Lara, pues aunque hay una fuerte evidencia genética en el desarrollo cerebral temprano, se acepta y se puntualiza tanto en terapias como en investigación que los factores sociales y ambientales tienen igual o mayor importancia que la procedencia de los seres.
“El lenguaje tiene dos vías y siempre hay reciprocidad en el intercambio lingüístico”, agrega la doctora Lara.
La exposición a dos lenguas tampoco complica el desorden del lenguaje, por el contrario, niños que estudian en colegios bilingües o que están en contacto con otro idioma se benefician al establecer comparaciones y al producir sonidos fonéticos diferentes.
Según la doctora Lara, “debemos enfocar los recursos en la intervención temprana; la cura no es la meta, sino maximizar las capacidades del lenguaje para reducir los riesgos en términos de aprendizaje, socialización y salud mental”.
Los niños con trastornos en el lenguaje y con desventajas socioeconómicas deben ser prioridad en los servicios de fonoaudiología, especialidad efectiva en el apoyo a los padres para adaptarse a las formas de interactuar mejorando el lenguaje.
* Tomado de Agencia de Noticias Unal